LA IMPORTANCIA DE LA TILDE. Primera Parte.

Vamos a empezar esta serie de artículos con un pequeño reto. Intenta leer el siguiente párrafo sin atragantarte demasiado:

El critico que critico aquella película cogio mas de dos meses de baja por tener un calculo renal mas no por ello dejo de ser tan acido como era aquel jueves lluvioso en que actuo como arbitro en la comunidad de vecinos donde habito.

¿Qué tal? ¿Lo has leído bien? 🙂

Hay muchísimos textos que pueden ayudarte a refrescar los conceptos básicos sobre la diferencia entre acento y tilde, las reglas ortográficas principales sobre la acentuación, las excepciones… En otros artículos hablaremos de ello, pero en este nos gustaría aclarar una duda importante que a casi todo el mundo le ha surgido alguna vez.

La polémica de la palabra “solo”:

Como quizá recuerdes, la última edición de la Ortografía de la RAE incluía entre sus consejos evitar tildar el término solo. Lingüistas, traductores, intérpretes, profesores y periodistas pusimos el grito en el cielo. ¿Cómo íbamos a diferenciar ahora “solo” de soledad y “sólo” de solamente?

Los responsables de la Real Academia de la Lengua Española enseguida respondieron a las críticas argumentando que la nueva regla no era tal sino un simple consejo, una orientación, pero claro, la duda se implantó en nuestros libros, periódicos, revistas, ordenadores y pizarras.

Polémicas aparte y resumiendo: ¿Ponemos tilde o no la ponemos? Pues la respuesta es “depende del contexto”. La RAE aconsejó que no se tildara, pero si lo haces no estarás cometiendo una falta de ortografía. Por ejemplo ¿cómo escribirías la siguiente frase?

–          Solo estoy solo.

O

–          Sólo estoy solo.

tilde

Mucha gente considera que el exceso o defecto de tildes no es una falta ortográfica de tanta importancia como otras más obvias como, por ejemplo, confundir la “b” con la “v”. Pero en ABC Translink no opinamos lo mismo.

 Nuestro rico idioma se merece un respeto y, por mucho daño que estén haciendo los teclados táctiles de los móviles, no debemos olvidarnos de la importancia de ese diminuto rasguito que incorporamos a ciertas letras y que llamamos tilde. ¿Estás de acuerdo?

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