La importancia del revisor de textos

Si navegas un poquito por Internet seguro que alguna vez has sonreído con imágenes de incorrecciones ortográficas, pésimas traducciones o gazapos imposibles en prensa, ¿es así?

GAZAPO EN PRENSA

El problema se agrava cuando el error se produce en un texto traducido que debe ser leído en un país diferente al propio del idioma original. En nuestro blog hablamos no hace mucho de lo mucho que afectan al sector turístico español las traducciones incorrectas, ¿recuerdas?

vino en botella

Por supuesto, imágenes como esta son graciosas, pero cuando el autor es una empresa, un profesional solvente o un medio de comunicación supuestamente fiable, su repercusión y sus consecuencias pueden ser muy negativas, y no hablamos sólo de reputación, también hablamos de dinero. ¿Confiarías tu empresa a una empresa de traducción que informase sobre tus servicios con un texto lleno de erratas?


¿Qué es la revisión de textos?

Existen muchas definiciones acerca de la revisión de textos; una de nuestras favoritas es la publicada por la Comisión Europea en su Manual para la Revisión de Textos:

La comparación de una traducción con su original a fin de señalar o corregir posibles deficiencias, tanto en su contenido como en su presentación formal.”.

El trabajo de revisión de textos es, quizá, tan importante como la propia tarea de traducir e implica no sólo un conocimiento exhaustivo de las normas sintácticas y gramaticales de cada idioma, sino un fuerte e intenso trabajo de localización previa. Es cierto que esta tarea consume en ocasiones unos plazos de tiempo que el cliente no quiere esperar, pero por experiencia, la revisión de textos y la corrección de estilo garantizan la calidad de los textos finales, una calidad que puede verse comprometida por un simple error u omisión.

Una incorrección ortográfica, sintáctica o gramatical en tus textos corporativos, tu página web o tus publicaciones publicitarias es negativa, sea cual sea el idioma en el que estén escritos.

¿Quieres saber por qué?:

– Afecta negativamente a la imagen de calidad que debe proyectar tu empresa.

– Puede provocar que pierdas antiguos o nuevos clientes.

– Minimiza la confianza de posibles inversores, socios o promotores.

– Puede modificar sustancialmente la información que pretendes difundir y, así, provocar indirectamente que no se cumplan tus expectativas profesionales.

¿Deseas esto para tu empresa? Si es que no, pulsa aquí.

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