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Verbos en castellano difíciles de conjugar. II Parte.

Hace más o menos un mes publicamos la primera parte de nuestro artículo verbos en castellano difíciles de conjugar, ¿recuerdas? En aquel texto comentamos los verbos adecuar, desentumecer, sosegar y satisfacer. El tema gustó mucho a nuestros seguidores de Facebook, Twitter, Google Plus y Linkedin así que hemos decidido escribir una segunda parte, esta vez comentando los verbos abreviar, defraudar, descortezar y huir. ¿Empezamos?

verbos en castellano difíciles de conjugar

Verbos en castellano difíciles de conjugar: abreviar

Según los correctores de estilo de ABC Translink, abreviar es un auténtico arte y, también, uno de los verbos en castellano más difíciles de conjugar. Según la RAE este verbo significa “acortar, hacer breve, reducir a menos tiempo y espacio“ y se conjuga igual que un verbo más coloquial: anunciar. Entonces ¿dónde está la complicación de este verbo? En la confusión que puede generar el orden de las letras b y v que aparecen en sus diferentes formas verbales. Por ejemplo:

Nosotros abreviaremos (futuro simple).

Yo habré abreviado (futuro compuesto).

Ellos hayan abreviado (pretérito perfecto del subjuntivo).

Verbos en castellano difíciles de conjugar: defraudar

Defraudar o “eludir el pago de los impuestos o contribuciones” según apunta el DRAE– es un verbo que desgraciadamente aparece en la prensa un día sí y otro también. Pero a pesar de ser un verbo de uso frecuente, no todos los periodistas saben cómo conjugarlo correctamente y tienen especiales dificultades en colocar la tilde que llevan ciertas formas verbales. Algunos ejemplos:

Vosotros defraudaréis (futuro simple).

Vosotros defraudéis (presente del subjuntivo).

Vosotros defraudáis (presente del indicativo).

Verbos en castellano difíciles de conjugar: descortezar

Según nos cuentan los correctores de estilo de ABC Translink, los verbos que incorporan la española letra z en su conjugación casi siempre dan pie a dudas y confusiones. Un buen ejemplo lo encontramos en el verbo descortezar – quitar la corteza a un árbol, al pan, etc.-.

¿Este verbo se conjuga con z o con c? La respuesta es clara: siempre con z excepto en las siguientes formas verbales:

Primera persona del singular del pasado simple: Yo descortecé.

Todas las personas del presente de subjuntivo: Yo descortece, tú descorteces, él descortece…

Segunda persona del singular y del plural del imperativo: ¡(Usted) descortece! ¡(Ustedes) descortecen!

Verbos en castellano difíciles de conjugar: huir

Terminamos nuestra selección de verbos en castellano difíciles de conjugar con uno que siempre crea problemas entre los estudiantes de español y los traductores aficionados: huir- alejarse deprisa según el DRAE-.

¿Por qué es tan problemático el verbo huir? Seguramente por la dificultad colocar la tilde correctamente en ciertas formas verbales. A continuación resolvemos las dudas más frecuentes:

Todas las personas del pretérito imperfecto llevan tilde en la í: Yo huía, tú huías, él huía, nosotros huíamos, vosotros huíais, ellos huían.

Todas las personas del condicional simple imperfecto llevan tilde en la segunda í: Yo huiría, tú huirías, él huiría, etc.

Todas las personas del condicional simple imperfecto llevan tilde en la segunda í: Yo huiría, tú huirías, él huiría, etc.

Todas las personas del futuro simple llevan tilde excepto la primera persona del plural: Yo huiré, tú huirás… Nosotros huiremos, vosotros huiréis, etc.

Y hasta aquí nuestra segunda lista de verbos en castellano difíciles de conjugar. ¿Tienes dudas sobre la conjugación correcta de algún otro verbo? Escribe un comentario y los correctores de estilo de ABC Translink intentarán responderte lo antes posible.

Palabras en peligro de extinción: los refranes

A mucha gente le encantan los refranes antiguos, esas brillantes frases lapidarias que en pocas palabras son capaces de resumir la amplia sabiduría real y realista de nuestros antepasados. Lamentablemente, los refranes son unos de los grandes olvidados de nuestro día a día digital, unas perlitas literarias que deberíamos reivindicar y colocar donde se merecen: en lo más alto de nuestros recuerdos. Y del dicho al hecho: hoy vamos a intentar romper una lanza por los refranes olvidados dedicándoles un artículo de nuestra serie titulada Palabras en peligro de extinción. ¿Empezamos?

refranes olvidados


Refranes olvidados: Febrero febrerín, el más loco y el más ruin

Empezamos nuestra selección buscando y encontrando un refrán sobre el mes actual: febrero. En el refranero castellano popular, febrero es uno de los meses más inspiradores para los refranistas que centran su atención en dos características especiales de este mes del año: su duraciónfebrerín– y su voluble climatología que en ocasiones puede llegar a ser catastrófica para los animales, las cosechas y, por supuesto, las personas – el más loco y el más ruin-.

 

Refranes olvidados: Quien el puchero del vecino quiere probar, deje el suyo sin tapar

Los vecinos, el vecindario y la convivencia han sido y son fuente de múltiples refranes, auténticos pozos de inspiración para los poetas populares que tienen el arte de resumir varias verdades en seis o siete palabras. El refrán que hemos elegido para ilustrar este tema habla de la buena vecindad, de la virtud de compartir y, por supuesto, del morro que le echan algunos vecinos antiguos y nuevos a la hora de reclamar sus derechos olvidando sus deberes. Léelo detenidamente y saca tus propias conclusiones: Quien el puchero del vecino quiere probar, deje el suyo sin tapar

 

Refranes olvidados: Más vale callar que con borrico hablar

Las palabras se las lleva el viento, el que calla otorga, por la boca muere el pez… Hay cientos de refranes populares que hablan de las palabras o, mejor dicho, del arte de saber callarse cuando las palabras no van a servir de nada. El refrán que hemos elegido para ilustrar esta temática no es muy conocido, pero no me digas que no es de lo más acertado que has leído últimamente: Más vale callar que con borrico hablar.

Refranes olvidados: Más vale quejoso que arrepiso

Más vale que… Es la fórmula mágica para comenzar multitud de refranes sentenciosos, mensajes didácticos que advierten al lector sobre mil y un peligros de la vida diaria. En este caso hemos elegido uno de los refranes más antiguos y oscuros del refranero: Más vale quejoso que arrepiso. Si corregimos el estilo al castellano actual, el refrán podría leerse como Más vale quejarse (de una persona) que arrepentirse (arrepiso = arrepentido según la RAE).

¿Qué quiere decir este refrán? Bueno, cada uno puede interpretarlo como quiera, pero yo diría que el refranero nos advierte de que es mejor aclarar los problemas personales cuando surgen que callarse, dejar pasar el tiempo y luego quejarse por las consecuencias de no haber actuado a tiempo. ¿Tú qué opinas? ¿Qué crees que significa el refrán olvidado Más vale quejoso que arrepiso?

Y si quieres leer el resto de artículos de esta serie de palabras en peligro de extinción, estos son sus títulos, sólo tienes que pulsar cada uno de ellos para leer cada texto:

  • La vuelta al cole.
  • El tiempo de ocio.
  • Los oficios.
  • Los insultos.
  • Los verbos.

Verbos difíciles de conjugar

Como bien sabes, existen varios verbos en castellano difíciles de conjugar y no hablamos de que resulten complicados para los estudiantes extranjeros, sino para los hispanohablantes que llevamos toda la vida practicando nuestro idioma.

De esta dificultad para conjugar correctamente los verbos en castellano son muy conscientes los correctores de estilo de ABC Translink, unos profesionales que dedican muchas horas a corregir este tipo de erratas. ¿Quieres saber cuáles son cuatro de los verbos más difíciles de conjugar según nuestros correctores y correctoras? ¡Sigue leyendo!

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Verbos en castellano difíciles de conjugar: adecuar

Según los correctores de estilo de nuestra agencia de traducción, uno de los verbos que más corrigen en las traducciones de inglés a castellano es adecuar. Según la RAE este verbo significa literalmente “adaptar algo a las necesidades o condiciones de una persona o de una cosa“,  y aunque la definición sea sencilla, su conjugación no lo es, sobre todo si necesitamos utilizar el modo imperativo:

¡Adecua tú esto! O ¡Adecúa tú esto!

Adecuemos nosotros primero y luego ya veremos.

¡Adecuad vosotros ese desastre!

Verbos en castellano difíciles de conjugar: desentumecer

Desentumecer o “hacer que un miembro entorpecido recupere la agilidad” según el DRAE es un verbo largo y, según los correctores de estilo de ABC Translink, uno de los más complicados de conjugar. Y para muestra, un botón: mira cómo se escribiría correctamente el pretérito imperfecto del verbo desentumecer.

Yo me desentumecía.                   

Tú te desentumecías.                   

Él se desentumecía. Ella se desentumecía.                         

Nosotros nos desentumecíamos. Nosotras nos desentumecíamos.                      

Vosotros os desentumecíais. Vosotras os desentumecíais.        

Ellos se desentumecían. Ellas se desentumecían.

Verbos en castellano difíciles de conjugar: sosegar

Yo sosiego, tú sosiegas, él sosiega, nosotros sosegamos, vosotros sosegáis, ellos sosiegan. La conjugación en presente del indicativo del verbo sosegar (tranquilizar, aplacar) es bastante sencilla, pero no lo es tanto la conjugación de otros modos verbales como, por ejemplo, el presente del subjuntivo. Fíjate sobre todo en la desaparición de la letra i cuando intentamos conjugar este verbo con los pronombres personales nosotros, nosotras y vosotros, vosotras:

Yo sosiegue.

Tú sosiegues.

Él sosiegue. Ella sosiegue.

Nosotros soseguemos. Nosotras soseguemos.

Vosotros soseguéis. Vosotras soseguéis.

Ellos sosieguen. Ellas sosieguen.

 

Verbos en castellano difíciles de conjugar: satisfacer

Satisfacer es uno de los verbos en castellano más difíciles de conjugar en presente simple según los correctores de estilo de ABC Translink: yo satisfago, tú satisfaces, él satisface, nosotros satisfacemos, vosotros satisfacéis, ellos satisfacen. Pero el tema se complica cuando intentamos conjugar el verbo satisfacer en pretérito perfecto simple:

Yo satisfice.       

Tú satisficiste.                  

Él satisfizo. Ella satisfizo.            

Nosotros satisficimos. Nosotras satisficimos    

Vosotros satisficisteis. Vosotras satisficisteis.

Ellos satisficieron. Ellas satisficieron.

 

Adecuar, desentumecer, sosegar y satisfacer son cuatro de los verbos en castellano más difíciles de conjugar, pero hay muchos más. ¿Quieres añadir a nuestra lista ese verbo que siempre te da problemas? ¡Escribe un comentario!

Palabras en extinción: los verbos 1

En el 2018 continuamos con nuestra serie de artículos dedicados a rememorar palabras en peligro de extinción recordando los verbos olvidados con el paso de los años. El problema es que hay tantos verbos preciosos que se han quedado obsoletos en el castellano actual que hemos tenido que dividir este fascinante tema en dos partes, esta es la primera. ¿Empezamos?

 verbos olvidados

Verbos olvidados: acedar

Si el verbo acedar te recuerda al término ácido estás en el buen camino para descubrir el significado de este verbo en peligro de extinción: permitir que un alimento se vuelva ácido o agrio o que una planta se ponga mustia por un exceso de humedad o de acidez del suelo.  ¿Un ejemplo?: con tanto calor se me acedó el caldo.

 

Verbos olvidados: aguachinar

Uno de los verbos preferidos por los correctores de textos ecológicos de ABC Translink es aguachinar, un verbo que significa literalmente enaguazar. ¿No comprendes ninguno de los dos términos? No te preocupes, existe otro sinónimo de aguachinar y de enaguazar que seguro que conoces bien: encharcar.

Verbos olvidados: adonecer

Hace muchos años no existía la ropa barata que podemos comprar hoy y que un jersey se adoneciera era una auténtica tragedia en los hogares menos pudientes. ¿No te sirve esta pista para deducir el significado del verbo olvidado adonecer? No hay problema, la RAE nos lo explica en su diccionario en línea: dar de sí.

 

Verbos olvidados: camandulear

Uno de los verbos olvidados más divertidos que hemos encontrado al preparar este artículo es camandulear. A pesar del posible parecido fonético, camandulear no significa gandulear, sino chismorrear, cotorrear… ¿A que es un término olvidado que deberíamos volver a poner de moda en las redes sociales?

Verbos olvidados: candonguear

Otro verbo estupendo que no debería haber caído en el olvido es candonguear. Según la RAE este verbo tan musical tiene dos posibles acepciones: hacer burlas o candongas a alguien y eludir esa obligación diaria que casi todos tenemos y que se llama trabajar.

Verbos olvidados: gibar

Según el DRAE el verbo gibar significa fastidiar, molestar y, también, otro verbo antiguo: corcovar. Se trata de un verbo en peligro de extinción bastante reciente porque yo recuerdo perfectamente que la frase ¡no te giba! era una de las más frecuentes entre los niños y niñas de los años 70 y 80. En fin, cómo pasa el tiempo cuando uno se divierte, ¿verdad?

Y hasta aquí nuestra primera recopilación de verbos olvidados y en peligro de extinción, ¿tú recuerdas alguno más? ¡Escribe un comentario! Y si quieres leer el resto de artículos de esta serie de palabras en peligro de extinción, aquí tienes sus enlaces directos:

La vuelta al cole.

El tiempo de ocio.

Los oficios.

Los insultos.

Palabras en peligro de extinción: los insultos

En nuestra serie de palabras en peligro de extinción ya hemos hablado de la vuelta al cole, el tiempo de ocio y los oficios antiguos. Hoy nos toca recordar algunos términos divertidos que la gente de antes utilizaba para denostar, criticar o afear la conducta de sus compañeros, familiares, amigos y enemigos: los insultos. Sigue leyendo, te aseguro que te vas a divertir…

insultos antiguos

Zangolotino

Empezamos nuestra selección de insultos en desuso con uno de los favoritos del grupo de correctores de ABC Translink: zangolotino.

Según el DRAE, un zangolotino o zangolotina es una persona joven con un comportamiento excesivamente aniñado o infantil, pero seguro que tú también has conocido a más de un zangolotino que ya ha cumplido sus añitos… ¿A que sí?


Vagaroso

Algunas veces lo mejor de un insulto es que el insultado no se entere de lo que le estás llamando o, mejor todavía: que piense que lo halagas cuando realmente estás haciendo todo lo contrario. ¿Un ejemplo?: la rotunda y aparentemente positiva palabra vagaroso que no tiene nada que ver con el vigor o la energía sino con ser una persona vaga, perezosa, excesivamente pausada, etc.

Fantoche

Hay insultos antiguos que aunque ya no se utilicen siguen comprendiéndose perfectamente bien. Es el caso de fantoche, ese apelativo no cariñoso que dirigimos a las personas grotescas, presumidas o estrafalarias.

Meapilas

La palabra meapilas sigue plenamente vigente entre aquellos hombres y mujeres maduros que vivieron esas épocas marcadas por la religión obligatoria. ¿Su significado peyorativo?: santurrón o santurrona, exagerado o hipócrita en sus demostraciones caritativas, etc.

Gazmoño

La z y la ñ de la palabra gazmoño hacen algo difícil su pronunciación, pero es uno de los mejores insultos viejunos que hemos encontrado en el diccionario de la Real Academia de la Lengua. El DRAE resume perfectamente el significado de este maravilloso término: “Que afecta devoción, escrúpulos y virtudes que no tiene”.

 

Bultuntún

Si pensamos en el significado de la expresión hablar al buen tuntún, enseguida deduciremos el significado de este elegante insulto de tiempos antiguos: chismoso, cotilla, persona que habla sin ton ni son…

Es una pena que el DRAE no reconozca su existencia porque es un insulto que estaría muy de moda en los mensajes de texto vía móvil, las discusiones en las redes sociales, etc.
Por cierto, ¿cómo podríamos adaptar el término buntuntún a nuestra informatizada sociedad actual? Quizá inventándonos insultos nuevos como e-bultuntún, bultuntún digital, moviltuntún, bultuitertún…

¿Se te ocurre alguna adaptación más de este o de otros insultos viejunos? ¡Comparte tus ideas con el resto de lectores de nuestro blog!

 

Palabras curiosas aceptadas por la RAE

Existen muchas palabras curiosas aceptadas por la RAE, términos que a los que nos gusta leer, traducir o corregir textos nos resultan bastante sorprendentes. Palabras que incluyen haches o uves donde supuestamente sobrarían, presuntos vulgarismos que no lo son tanto, términos en desuso que hacen dudar incluso a los mejores correctores de estilo de nuestro país… Hoy en nuestro blog encontramos seis de las palabras más curiosas aceptadas por la RAE, a ver qué te parece nuestra selección.

palabras curiosas RAE

¿Correcto o incorrecto?: uebos

¿Le falta una hache y le sobra una uve a ese rico producto llamado huevo? Pues no. Según el DRAE, el término uebos existe aunque en desuso y significa literalmente “Necesidad, cosa necesaria. Uebos me es. Uebos nos es. Uebos de lidiar.”

¿Correcto o incorrecto?: azur

El mar luce un profundo color azur. ¿Te suena bien esta frase? Si has estudiado historia del arte quizá sí porque se trata de un adjetivo perfectamente correcto que la RAE define como “Color heráldico que en pintura se representa con el azul oscuro y en el grabado por medio de líneas horizontales muy espesas”.

¿Correcto o incorrecto?: bacante

Leer la palabra vacante es difícil hoy en día, pero todavía es más complicado encontrar el término bacante, una palabra que es correcta y que no ha cambiado una v por una b. Según el DRAE, bacante con b significa dos cosas:

  1. Mujer que participaba en las fiestas bacanales.
  2. Mujer proclive a participar en orgías.

¿Correcto o incorrecto?: amover

Amover existe y no le sobra una letra a delante de mover. Según la RAE se trata de un verbo que puede ser sinónimo de remover y significa “Deponer de un empleo o destino”. Es curioso lo mucho que se parece al anglicismo remover, ¿a que sí?

¿Correcto o incorrecto?: mui

Una de las palabras correctas más asombrosas de nuestra lista es mui, pero con una acepción muy diferente a la que estás pensando. Mui con i latina significa “lengua o boca”. De ahí viene la antigua expresión coloquial “achantar la mui” (traducción: callar la boca).

 

¿Correcto o incorrecto?: almóndiga

Terminamos nuestra lista de palabras correctas aceptadas con la RAE con una de las que más juego han dado este año en las redes sociales: almóndiga.

Nuestras madres y abuelas hacían deliciosas almóndigas para comer y, sí, este término existe y comparte significado con el término más culto albóndiga: “Cada una de las bolas que se hacen de carne o pescado picadomenudamente y trabado con ralladuras de pan, huevos batidos y especias, y quese comen guisadas o fritas.

Uevos, azur, bacante, amover, mui y almóndiga son seis palabras curiosas aceptadas por la RAE. ¿Las conocías? ¿Quieres añadir alguna más? Anímate y deja un comentario, nos encantaría que nos sorprendieras.

Preguntas y respuestas sobre los pleonasmos

Seguro que te suena la palabra pleonasmos, pero ¿sabrías definirla y utilizarla correctamente? Hoy el servicio de corrección de estilo de ABC Translink nos recuerda de forma sencilla qué son los pleonasmos y cómo podemos detectarlos para no incluirlos en los contenidos de nuestros blogs, páginas web, documentación corporativa, etc.

pleonasmos

 

Pleonasmos = redundancias

Según el DRAE, el término pleonasmo tiene dos acepciones que copiamos literalmente:

  1. m. Ret. Empleo en la oración de uno o más vocablos, innecesarios para que tenga sentido completo, pero con los cuales se añade expresividad a lo dicho (…).
  2. m. Demasía o redundancia viciosa de palabras.

Es decir, según su acepción, los pleonasmos serían:

  • Redundancias
  • Recursos lingüísticos para añadir expresividad a una oración.

Pero si leemos a los especialistas en el tema, también vemos que algunos etiquetan a los pleonasmos de forma negativa, como vicios del lenguaje que denotan una pobreza lingüística por parte del hablante. ¿A ti qué te parece?

Ejemplos típicos de pleonasmos

Si piensas un poco, seguro que recuerdas mil y un pleonasmos que todos utilizamos de forma inconsciente en el lenguaje coloquial, por ejemplo:

  • ¡Sube arriba inmediatamente!
  • Entra para adentro y hablamos.
  • ¿Queréis que os lo vuelva a repetir?
  • ¡Calla la boca ya!
  • Tenemos hielo frío.

Casi nadie se salva de salpicar las conversaciones con distintos pleonasmos y, en principio, no pasa nada, pero  ¿cuál es el problema? Que los pleonasmos se han colado en el vocabulario que emplean los medios de comunicación, han conquistado el lenguaje periodístico cambiando el rigor informativo por el sensacionalismo.

Radio, televisión, prensa convencional y prensa digital usan y abusan de los pleonasmos consiguiendo poco a poco que calen en el inconsciente lingüístico del hablante y, por qué no decirlo, lo enturbien y empobrezcan.

Algunos ejemplos de pleonasmos son muy sencillos de detectar, otros no tanto. Mira y descubre dónde está el pleonasmo en cada una de las siguientes frases:

  • Pepito Pérez falleció ayer a los 77 años de edad.
  • La autopsia confirma la muerte al 100 % del torero Manolete.
  • Hoy lunes 20 de noviembre del presente año se inaugurará la exposición Pleonasmos en el Aire.
  • Manolita Chen fue un nexo de unión para todos sus compañeros.
  • El cohete voló por los aires en apenas dos segundos.
  • La ladrona robó un coche y retrocedió hacia atrás dos calles.
  • El testigo afirma que vio con sus propios ojos el asesinato.
  • Su padre fue un ejemplo a seguir por toda la familia.
  • El político Facundo Pérez dio el falso pretexto de que no estaba en la reunión.
  • Mañana se practicará la autopsia al cadáver del fallecido ayer en la explosión.
  • Al acusado le tomaron las huellas dactilares de los dedos de la mano.

 

¿Has encontrado todos los pleonasmos que hemos anotado? ¡Escribe un comentario

Palabras en peligro de extinción: los oficios

A los seguidores de las redes sociales de ABC Translink les han encantado las dos primeras entregas de nuestra serie Palabras en peligro de extinción, tanto la dedicada a la vuelta al cole como la que hablaba de los términos viejunos de ocio que todavía resuenan en la memoria de algunos. Así que adelante con la tercera entrega, hoy dedicada a algunos entrañables oficios que solo recordamos a través de los museos y de antiguos reportajes de radio y televisión. Hoy en Palabras en peligro de extinción hacemos un pequeño homenaje a los curiosos oficios de nuestros antepasados. A ver cuántos términos conoces…

palabras en peligro de extinción

Espartero

Según el DRAE, el término espartero o espartera – que también las había- significa “Persona que fabrica obras de esparto o que las vende.” Para quien no lo sepa, el esparto es una planta con hojas enormes que se utilizaban antiguamente para elaborar esterillas, cuerdas y tripe, un tejido con una textura similar a la del terciopelo muy usada en la casi extinta industria de la elaboración de alfombras artesanales.

Guarnicionero

A nuestros oídos del siglo XXI, la palabra guarnicionero nos recuerda a la elaboración de guarniciones de pasta, verdura o patatas para acompañar platos de carne y pescado, ¿verdad? Pues estamos completamente equivocados. El antiguo y extinto guarnicionero se dedicaba a fabricar diferentes objetos de cuero como bolsas, maletas, cinturones, correas, etc. Y si nos vamos todavía más atrás en el tiempo, veremos cómo los primeros guarnicioneros no elaboraban objetos tan cotidianos hoy en día, sino enseres tan importantes para la economía de entonces como las guarniciones o correas, estribos y demás parafernalia que se utilizaba para cargar y tirar de los caballos, los bueyes o las mulas.

Pipera

A lo largo de la historia, la mujer ha tenido que desarrollar diferentes trabajos para sostener  la economía familiar, pero en un mundo liderado por varones, muchos oficios quedaban vetados a las féminas. No es el caso de las zurcidoras, las costureras, las nodrizas o, el curioso oficio que hoy rescatamos en el blog de ABC Translink: las piperas.

Las piperas eran mujeres que cargadas con un  gran cesto lleno de pipas, caramelos, regaliz… recorrían calles y parques para vender su mercancía a los niños, las sirvientas y las parejas de enamorados que pasaban la tarde gastando mucha suela y poco parné (dinero).

Sereno

Seguro que recuerdas ver alguna película en blanco y negro donde una pareja daba palmas en la calle para que un señor cargado de llaves les abriera su portal. ¿Verdad? El sereno era una mezcla de cerrajero, guardia de seguridad vecinal y encendedor de farolas y no desapareció de nuestras calles hasta la llegada de los porteros automáticos.
Una curiosidad: en los años 80 del siglo pasado algunas ciudades como Murcia o Gijón intentaron resucitar el oficio de sereno para vigilar ciertas calles del centro, pero esta iniciativa no cuajó quizás por la dureza de una profesión tan dura como poco reconocida social y económicamente.

Pregonero

El pregonero es otra de esas antiguas profesiones que recordamos a través de las películas y las series de televisión de los años 60 y 70. Este oficio era imprescindible para conocer las noticias, sucesos y novedades en los pueblos de entonces, una tarea que ahora desempeña perfectamente cierta aplicación de mensajería instantánea de nombre extranjero que seguro que conoces y utilizas a diario.

 

 

Espartero, guarnicionero, pipera, sereno y pregonero son cinco de los muchos antiguos oficios que ya casi hemos olvidado. ¿Quieres añadir alguno más? ¡Hazlo! Ya sabes que en el blog de ABC Translink nos encanta leer tus comentarios.

Palabras en peligro de extinción: el ocio

El mes pasado, en el blog dedicado a la traducción y la interpretación de ABC Translink inaugurábamos una serie de artículos llamada “palabras en peligro de extinción”, un recuerdo desde el cariño de aquellas palabras en castellano que, poco a poco, se van borrando de nuestro vocabulario cotidiano y de nuestras vidas para dejar espacio a esos nuevos términos que van incorporándose a una lengua tan bella y viva como es el castellano.

El primer artículo de nuestra colección lo dedicábamos a la vuelta al cole, a la vuelta a la rutina diaria, así que en el segundo vamos a hacer todo lo contrario: vamos a hablar de aquellas palabras que utilizábamos durante el fin de semana, las vacaciones, los puentes…  Hoy en nuestro blog recordamos las palabras en peligro de extinción que antes llenaban nuestro tiempo de ocio. ¿Nos acompañas en este viaje al pasado?

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Alternar

Antes, los matrimonios de bien salían a alternar casi todos los fines de semana. ¿Te choca esta frase? Seguramente sí, porque el verbo alternar ha ido adquiriendo connotaciones negativas con el paso de los años por influencia de los llamados bares de alterne. Pero en los años 50 y 60 alternar era un verbo tan utilizado como casto y significaba literalmente “hacer vida social”.

Farándula

Es casi inevitable acudir a una reunión de antiguos actores y actrices de teatro y no escuchar la preciosa palabra farándula. Este antiguo término en castellano suele verse acompañado con otros términos de su misma generación como, por ejemplo, cómicos, feriantes… ¿Su significado literal según la RAE?: “Profesión de quienes se dedican al mundo del espectáculo, especialmente del teatro”.

Ambigú

¿Recuerdas la palabra ambigú? Todavía aparece rotulada en el interior de algunos cines y teatros antiguos… Según el DRAE, la palabra ambigú es sinónimo de bufé y tenemos que consultar la tercera acepción del término para saber por qué los aficionados al cine o al teatro frecuentaban el ambigú en el intermedio de la sesión: “En estaciones de ferrocarriles y otros sitioslocal para tomar refacción ligera.

Basca

En los años 70 y 80, juntar a toda la basca era sinónimo de diversión y ahora el corrector automático de textos convierte la letra b de esta palabra en una errónea uve, esto no ocurre con los correctores humanos, claro.

Basca – según el DRAE– es una pandilla o un grupo de amigos, aunque también tiene otros significados que nos deberían hacer reflexionar como, por ejemplo, “agitación nerviosa que siente el animal rabioso” o “ansia, desazón o inquietud que se siente en el estómago antes de vomitar”. Qué curiosos son los idiomas, ¿verdad?

Alternar, farándula, ambigú o basca son cuatro de los muchos ejemplos que todavía recuerdan los correctores de estilo de ABC Translink, algunos periodistas amantes de las letras o unos pocos nostálgicos del lenguaje que no quieren perder ni una sola de las preciosas palabras que han formado y forman parte de su historia personal. ¿Eres una de esas personas? ¡Escribe un comentario!

Errores más comunes leídos en prensa. II Parte

Hace un par de meses publicamos uno de los artículos más leídos de nuestro blog de traducción: Errores más comunes en prensa. Este texto subrayaba algunos de los fallos que suelen cometer algunos redactores, editores, correctores, unos profesionales que deberían dar ejemplo de respeto por la gramática, la ortografía y el estilo del idioma que manejan.

El tema tiene más miga de la que parece, así que hemos decidido ampliar el artículo inicial con una segunda parte de Errores más comunes leídos en prensa. ¿Nos acompañas”

errores prensa

Errores en prensa: los parónimos

Algo que sabemos perfectamente los profesionales que vivimos de escribir, traducir o corregir textos es que necesitamos tener siempre a mano una herramienta imprescindible: un diccionario.

Y es que conocer distintos términos para expresar un mismo concepto es fundamental para crear textos legibles, creativos y accesibles. ¿Cuál es el problema? Confundir churras con merinas o, expresado de otra forma: caer en el error clásico de los parónimos, esas palabras que se parecen a otras por su etimología o su sonido, pero que no tienen el mismo significado.

Lo entendemos mejor con algunos ejemplos clásicos:

La abertura de la exposición tuvo lugar a las 9:00”.

En este caso, supongo que el periodista quiso hablar sobre la apertura – en el sentido de la iniciación de un acto o similar-  y no sobre la abertura de un boquete.

En inglés son comunes las apóstrofes”. “En inglés son comunes los apóstrofos”.

¿Cómo se dice: apóstrofes o apóstrofos? Si te has decantado por la segunda opción has acertado porque apóstrofe significa interpelación o invocación, mientras que los apóstrofos son esos signos ortográficos tan usuales en idiomas como el inglés o el francés.

El futbolista ralló en la perfección”.

Que un futbolista, una pintora o un cantante destaquen en su trabajo es motivo para crear muchos de los llamativos titulares de prensa que leemos últimamente, pero ¿es correcto utilizar el verbo rallar? Estamos ante otro ejemplo clásico de error de parónimo, en este caso con dos de los verbos que más problemas dan a los redactores enemigos del uso del diccionario: rallar y rayar.

Veamos las acepciones que nos ofrece el DRAE sobre estos dos verbos:

Rallar: desmenuzar, rebañar (restos de comida), molestar, fastidiar…

Rayar: hacer rayas, tachar, sobresalir o distinguirse en algo…

Así, el titular correcto sería “El futbolista rayó en la perfección”.

 

Décimo, undécimo, duodécimo…Los numerales

Si quieres saber si una persona redacta bien, pregúntale si conoce los numerales, ya sabes, esos cuantificadores que expresan número y que se denominan ordinales, cardinales, multiplicativos y fraccionales.

El mal uso de los numerales es tan frecuente en los medios de comunicación que se merecerían un artículo propio. Algunos ejemplos:

Mal: “Ayer se celebró la trigésimoprimera edición de la Carrera Popular”.


Bien: “Ayer se celebró la trigésimo primera edición de la Carrera Popular”
.

Según la Ortografía Española de la RAE, a partir del número treinta tenemos que separar la palabra: cuadragésimo, quincuagésimo, quincuagésimo segundo, etc.  No sucede lo mismo con los números anteriores, es decir, podemos escribir “Ayer se celebró la vigesimoprimera edición…” o “Ayer se celebró la vigésimo primera edición…”.

Mal: “María ocupa la onceava posición de la lista”.

Bien: “María ocupa la undécima posición de la lista”.

Confundir los numerales fraccionarios como onceava con los numerales ordinales como undécima o decimoprimera es el pan nuestro de cada día en la prensa deportiva. Señores y señoras periodistas: como afirma el DRAE, un onceavo es una de las once partes en que se divide un todo y undécimo también, pero no en el caso de los puestos correlativos y numerados de una lista concreta. En este caso, María ocuparía el puesto siguiente al diez, o sea, el undécimo lugar de la lista.

¿Quieres añadir alguna errata periodística más? ¡Hazlo!